miércoles, 16 de junio de 2010

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(...) ¿Por qué elegí como modo de vida el cine y no otra forma?

Como bien dice Berger, “toda imagen posee un componente de subjetividad del individuo que la produce”3, entonces yo pregunto ¿No es esto acaso una maravilla? ¿No es fantástico que algo, que creemos tan simple como una imagen, sea tan invasiva en nuestra mente al punto de perturbar y disparar nuestra subjetividad? Creo que esta fantástica cualidad de las imágenes, a la que Berger se refiere nos permite a nosotros ejercer esta potestad sobre ellas, y hacerlas propias, colmándolas de infinitas significaciones e interpretaciones.

Entonces, si a las imágenes le sumamos el combo movimiento + sonido + montaje, obtenemos algo que sin dudas, supera a lo que una sola imagen puede provocar.

En otro de sus textos, Berger realiza una comparación de la pintura y el cine, y concluye, tras esta comparación, en que “El cine, porque sus imágenes están en movimiento, nos transporta desde el lugar en que estamos hasta la escena de la acción”. Amén, sin dudas. He allí la respuesta al interrogante que planteé anteriormente. El por qué de mi elección: Es la mejor manera de realizar el viaje. Y para mí, esto es un viaje.

¿Acaso no es cierto, como también menciona Berger, que “las butacas del cine son como las butacas de un jet” ? Yo coincido plenamente, tanto con esta afirmación, como cuando se refiere a que el secreto del séptimo arte es el montaje. Vaya maravilla si las hay. (...)


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